jueves, 8 de octubre de 2009

El testigo silencioso

Pude ver la escena claramente. Fui un testigo preferencial de cada uno de los hechos que terminaron en el pavoroso asesinato de la mujer de cabellos rojizos. Recuerdo haberla visto llegar, caminando del brazo de aquel hombre calvo, bajo la sombra que producen los árboles de enfrente. Se la veía espléndida, gozosa, hasta que su compañero se alejó por la esquina, tras besarla calurosamente en los labios. La joven mostraba una sonrisa infinita, perfectamente combinada con el brillo de sus ojos. Pero su rostro mutó súbitamente, al ver llegar, a la carrera, al hombre corpulento de pelo oscuro que, con su dedo índice en alto, le hacía reproches, pedía explicaciones, la insultaba duramente. En un instante mínimo, aconteció la escena del crimen, el musculoso con el cuchillo brillante en su mano derecha, y el histérico grito de la mujer que se apagaba lentamente, como una radio a pilas cuando se queda sin energía. Pensé en socorrerla, a pesar de conocer el riesgo de convertirme en una víctima inocente, de esas que suelen aparecer en los titulares de los diarios, por involucrarse donde no corresponde. Sin embargo, me mantuve inmóvil y en silencio, observando, pasivamente, como su vida corta y alegre se apagaba frente a mí. Un vehículo policial está estacionado frente al cadáver solitario de la dama. Creo que buscan testigos, aunque me miran, sin preguntar nada. Juro que les contaría todo detalladamente, sólo si pudiera despegar mi cuerpo plástico y estático, de esta maldita vidriera.










Cuento: Martin Gardella ( http://www.livingsintiempo.blogspot.com )
Foto: Christian Pereira ( http://www.christianpereira.com.ar )

1 comentario:

  1. Bueno Martín he llagado al último de tus textos publicados en este lugar. En este comentario voy a decirte que desde ahora mismo me apunto de seguidor y que cada vez que renueves la pagina allí estaré para comentar contigo.
    Este último también lo publicaste en el living.
    Un saldo y mi admiración.

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