Me encanta pasear por la calle Florida. Es divertido observar en silencio a los veloces transeúntes de múltiples razas, escuchar a los artistas callejeros y dejarme tentar por las ventas ambulantes. Pero lo que más disfruto son los encuentros fortuitos, en medio del gentío, con esos sujetos exánimes que deambulan por el microcentro, invisibles a los demás caminantes, y tan parecidos a mí.
Cuento: Martin Gardella ( http://www.livingsintiempo.blogspot.com/ )
Foto: Christian Pereira ( http://www.christianpereira.com.ar/ )
Recuerdo mi invierno en Buenos Aires. Ciudad Mágica, multicultural. Recuerdo una librería dónde adquirí una pequeña mafalda y dos libros de fontanarrosa. Y el sabor a mate de su gente.
ResponderEliminarUna foto y un texto llenos de imaginación. Un saludo
ResponderEliminarVerdaderamente excelente.
ResponderEliminarY comparto con vos el gustito de la calle Florida, que en cierto modo encierra la magia de Buenos Aires, ciudad que aunque pase el tiempo, me sigue enamorando cada día más.
Un fuerte abrazo,
Kutxi.
Muy lindo tu blog. Me lo llevo para mi lista de recomendados.
ResponderEliminarEn el mío hay una invitación a jugar: http://unpocorara.blogspot.com/2010/04/que-me-contas.html
Buen texto.
ResponderEliminarGenial foto.
Un saludo
El hombre ese de la mirada, tiene cara de pocos amigos. Estupenda foto y buen cuento.
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